Que actualmente el mercado está saturado de productos de multinacionales, la mayoría fabricados en China, es una evidencia. Y algunos recordamos momentos en que en nuestro país abundaban los productos hechos en España. Nos preguntamos ahora qué ha pasado con el made in Spain. Y aquí vamos a dar unas cuantas claves para entender qué ha sucedido con la industria española en las últimas décadas para dejar el mercado español en manos de multinacionales. Así que vamos al lío. ¿Qué ha pasado con el made in Spain?
Índice
Deslocalización
Muchas empresas españolas, siguiendo la dinámica de otros muchos, decidieron trasladar su producción a países con mano de obra más barata. Principalmente China. Esta decisión, respetable como la que más, tuvo y tiene ciertos problemas. Primero, que esas empresas españolas que comenzaron a producir en China, seguían teniendo su mercado en España, pero con el daño añadido de ser empresas que habían dejado a sus trabajadores en la calle y que pretendían seguir vendiendo en España.
Internacionalizaron su producción, pero no su mercado. Y ante un mercado con muchísimas otras opciones también fabricadas en China, únicamente el ser una marca conocida por el consumidor español puede suponer un valor añadido. Eso o el ofrecer un producto mejor y fabricado en nuestro país. Muchos optaron por lo primero, a algunos les funcionó al ofrecer un producto mucho más barato y de una marca conocida por el mercado, pero que ya no tenía nada que ver. A muchos otros eso ya no les sirvió y cayeron inevitablemente.
A esto hay que añadir que en los momentos en que se produjo la mayor parte de la deslocalización industrial, China ofrecía mano de obra barata y eso repercutía en el margen de beneficio de la empresa, aumentándolo exponencialmente. Pero a costa de reducir la calidad a unos niveles realmente pobres.
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Cambio de manos
Durante los años 80 y 90, especialmente durante los 80, no fue raro que muchas industrias españolas fuesen compradas por grupos internacionales. Y no hablamos solamente de empresas públicas vendidas por el Estado, que también. Hablamos de una ingente cantidad de empresas e industrias que ante crisis económica e industrial sin precedentes, se vieron obligadas a competir en su mercado doméstico con empresas europeas, americanas y japonesas primero. Y luego, curiosamente, con otros países como Marruecos y Turquía.
Muchas empresas fueron compradas por compañías alemanas a precio de saldo. La situación económica era dura y muchos eligieron vender a compañías internacionales con más capital. Fue el comienzo de la decadencia de nuestra pequeña burguesía, que pasó de ser una burguesía industrial a pequeños ricos rentistas. Y de paso, las compañías compradoras conseguían entrar en un mercado recién abierto y muy jugoso con una marca conocida por el consumir español y, además, aumentar su capacidad de producción en plantas locales.
Esto no sería un problema si no fuese porque esa situación fue circunstancial. Se pudo mantener la producción aquí por tiempo. Pero cuando se había conseguido entrar en el mercado, situar la marca internacional a costa de la marca local y se podía abastecer el mercado español desde otras factorías «más rentables», se cerraba la planta, la gente se iba a la calle y todo arreglado. Ese es el problema de un capitalismo exacerbado que solo busca la mayor rentabilidad, que se desentiende de las personas y sólo piensa en las cuentas y en obtener un dígito más de beneficio. Y por eso muchos apostamos por comprar productos hechos en España, porque queremos preservar nuestras empresas, nuestros puestos de trabajo y agradecer que muchos hayan renunciado a ganar un duro más por mantener un tejido industrial muy desgastado y sin apoyo institucional. Porque los valores son el auténtico valor añadido.
Quiebra
Este punto es fácil de explicar. Situémonos en entre los 80 y los 90 y entendamos los siguientes puntos:
- Sufrimos una crisis económica e industrial sin precedentes.
- Las empresas e industrias españolas, por lo general y a excepción de las empresas públicas, son de pequeño tamaño.
- Entran competidores europeos en nuestro mercado con más recursos y, en general, con un nivel tecnológico más elevado.
- Una vez han entrado éstos primero, unos años después recibimos la competencia de países que compiten por precio en muy distintos sectores, como China en general o Marruecos y Turquía.
- Durante todo ese tiempo, sin apenas margen para resituarse, la presión fiscal aumenta enormemente. A cotas nunca soportadas por empresas españolas. El Estado del Bienestar tiene un precio y hubo que subir mucho la carga impositiva para su desarrollo.
No añadiremos más puntos, aunque podríamos. La cuestión es que todo eso generaba una tormenta perfecta para hacer quebrar empresas y contribuir a dejar España como un solar.
Cese del negocio
La última desgracia que le pudo suceder a la industria española, fue el cese del negocio. Puede sonar igual que a la quiebra o cierre y en general lo es. Pero nos referimos a otra cosa muy particular. Y eso a lo que nos referimos es a empresas y pequeñas industrias que consiguieron sobrevivir pero que llegado el momento de la jubilación del dueño, no tiene relevo, sea por falta de herederos, de interés por parte de sus hijos o lo que fuese. Y de esta forma la compañía cesa su actividad, el dueño se retira y la industria desaparece. Esto es muy frecuente en pequeñas empresas y no necesariamente industriales, sino en general. Todos lo hemos visto.
Para resumir…¿qué ha pasado con el made in Spain?
Pues sencillamente sufrimos una tormenta perfecta en forma de competidores con más recursos financieros y tecnológicos. Luego competidores con costes paupérrimos, una carga fiscal cada vez mayor contra empresas cada vez más asfixiadas Y todo eso mezclado con el desánimo respecto a nuestra industria, la falta de emprendedores, además de la ausencia de cualquier apoyo institucional y política industrial real. Eso es lo que ha pasado con el made in Spain. Que los que quedan son auténticos héroes.
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